Efraín llega al hospital preocupado por el bienestar de Marisol, pero Valente le deja claro que, sin importar la sangre, ella jamás será su hija. Gracias a la crueldad de Déborah, Paloma se entera que el accidente provocó que perdiera al hijo que esperaba. Alejandro le demuestra a Victoria que sin importar su separación, siempre estará ahí para apoyarla; ella le confiesa que no ha dejado de amarlo. Dionisio y Efraín se echan en cara los crímenes en los que se han ayudado sin darse cuenta que Nidia los está escuchando.